Emprender el camino de la edición independiente

Emprender el camino de la edición independiente
05/10/2016 Alexandra Pareja

El proyecto editorial empezó a sonar en el equipo de trabajo de Angosta en mayo del 2015. Ese mes, en una conversación telefónica, Héctor Abad le propuso a José Ardila (hoy editor de Angosta) fundar una editorial que buscara nuevos escritores en castellano, jóvenes o viejos, y rescatara libros de otras lenguas y otras épocas.

Por eso, aunque la empresa se formalizó apenas hace tres meses, la invitación al evento de lanzamiento es encabezada por la siguiente frase: “llevamos un año caminando por esta senda Angosta”. El primer liro sale en octubre, pero el proyecto ha madurado por más de un año.

“Quise tener una editorial porque he participado en todos los procesos del libro menos en este de fundar una editorial”, confiesa Héctor Abad, director de Angosta. “He escrito libros, traducido libros, corregido libros, vendido libros (librería El Carnero, Palinuro), cuidado libros (bibliotecario), editado libros (editorial Eafit). Me faltaba fundar también una editorial”.

A la elección del nombre se llegó por descarte, porque otros nombres estaban tomados, porque tiene cierta resonancia y porque, según Héctor Abad, recoge, aunque sea por accidente, la esencia del proceso editorial: el de los autores es una senda angosta, un paso para unos pocos. Habrá colecciones con otros nombres descartados: Ámbar, Lince, Quitapesares… Pero Angosta, así suene estrecha, es capaz de albergar a todas estas líneas de trabajo. Es una Angosta que aspira a respirar, a ampliarse.

El principal capital de los libros de Angosta será el contenido, se valorará las historias, la poesía en el detalle, el texto mismo si se quiere, por encima del objeto, del libro como objeto. Por este motivo, el autor es fundamental y se considera como indispensable un acompañamiento efectivo y riguroso al proceso de creación, con el fin de tener el mejor libro posible.

Al mismo tiempo, aunque suene contradictorio, Angosta también es una puerta amplia por la que pasan los rechazados. Los rechazados de editoriales grandes —que obedecen a criterios comerciales—, los autores nuevos que no tienen un nombre que los respalde y, sin embargo, han sido capaces de crear libros estéticamente valiosos.

El primer libro de Angosta es La corriente, escrito por Juliana Restrepo, una autora totalmente desconocida en el ámbito literario, que logra una voz propia y nueva en la literatura nacional.  Según José Ardila, su editor, “los cuentos de Juliana Restrepo tienen algo de corriente alterna, de lente de aumento, algo que hace regresar en la lectura porque el chispazo de un detalle electriza. Sus cuentos convierten lo común y corriente en una historia de insospechadas sutilezas: cuentan el pasado con la cercanía del presente, lo cotidiano con la fuerza de lo insólito”. En palabras de Juliana Restrepo, La corriente es un libro que ya no podría escribir. Los doce cuentos que lo componen responden a una nostalgia que ya no siente propia, por un país, Francia, en el que vivió cerca de cinco años.